Lo cierto es que, odio profundamente las despedidas.
Una despedida no implica otra cosa sino que el hecho de que algo
o alguien se aparte de tu vida,que te diga adiós, sin más,de un momento a otro,
sin avisar,sin estar preparado para ello,sin dejarte coger fuerzas,sin dejarte
tomar aire…
El adiós… Una de las palabras que más daño me hacen en el
mundo.
Un adiós es demasiado duro,demasiado difícil,demasiado
rotundo.
Cuando alguien te dice adiós,algo dentro de ti se muere.
Algo se hace más pequeño.Algo desaparece,y queda en tu corazón grabado para
siempre como un simple recuerdo.
En las despedidas alguien se marcha para no volver. Alguien
decide coger otro camino…
Alguien se aleja y se pierde entre la multitud. Y te quedas
mirando su paso,triste y pensativo,esperando que de media vuelta y decida
quedarse contigo.Que se arrepienta de marcharse… Pidiendo al cielo que esa no
sea la última vez que coincidáis en el camino.
Creo que nadie nos preparó para las despedidas. Nadie nos
hizo pensar que algún día tendríamos que decir adiós,como algo definitivo, y no
como algo temporal.
Y, puede que sea cobarde, que no sea capaz de afrontarlo,
que me de miedo hacerme a la idea del adiós para siempre…
Quizás,simplemente… Un adiós,en realidad…No es más que un
“Hasta luego”…
NereiitaDoubleB
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